Para evitar esto, los delfines han desarrollado un mecanismo que les permite que se duerma sólo la mitad de su cerebro y la otra mitad del cerebro, la que permanece despierta, ejerce el control sobre las funciones vitales, especialmente la respiración. Durante estos periodos el animal se queda prácticamente inmovil.
De esta manera, los delfines consiguen dormir unas ocho horas diarias. Los delfines dormidos flotan en la superficie del mar, con un ojo abierto y una aleta que sobresale de la superficie del agua. Al rato, cambian de postura, desconectan la otra mitad del cerebro y cierran el otro ojo.
Además de asegurar que se mantienen en marcha las funciones vitales, la mitad del cerebro que permanece activa durante el sueño puede mantener el rumbo del delfín y evitar que viaje a la deriva.
Los delfines suelen hacer turnos para dormir. Uno de los delfines nada mientras otro se apoya en la estela dejada por el otro, pudiendo así desplazarse en superficie sin realizar casi esfuerzo. Los delfines pequeños deben ser ayudados por sus madres durante los primeros días. La madre no duerme, ya que de lo contrario el pequeño delfín podría agotarse y hundirse, muriendo por asfixia
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2 comentarios:
la naturaleza no deja de sorprndernos! sigue así!
tienes un blog muy curioso. Animo!
ándale
:-)
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